sábado, 2 de agosto de 2008

"El Pibe de Oro" y "la Pulga Biónica"*


Tanto el gol de Messi como el de Maradona son dignos de entronizar. Que si los defensas debieron cometer falta o no con Messi... Pues lo habrían hecho de haber sabido que les iba a marcar un gol.
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Las comparaciones son odiosas, de acuerdo. Pero a veces, necesarias. Lionel Messi no es Diego Armando Maradona ni viceversa. Y recordemos que los cotejos no siempre nos remiten a que ambas cosas o personas, en este caso, sean iguales o tengan las mismas características en todo, sino, pues, ya Maradona ya reclamaría que lo comparan con alguien que nunca ha ganado un mundial de fútbol con la selección mayor –aunque sí el mundial sub 20, al igual que "el Pelusa"–, o Messi trataría de explicar que nunca ha tenido algo parecido a la harina en sus fosas nasales o que nunca ha jugado con la izquierda en el ámbito político, solo en la grama.

Pero si hay algo que de verdad tenemos que aceptar, aunque sea a regañadientes, es el hecho de que ambos goles –el que Maradona le hizo en cuartos de final a Inglaterra en el estadio Azteca el 22 de junio de 1986 durante el mundial de México, y el que Messi le marcó al Getafe el pasado 18 de abril en el Camp Nou cuando disputaban el partido de ida de la semifinal de la Copa del Rey– son similares. Y se parecen muchísimo, aunque tengan sus diferencias.

Que los dos son zurdos y argentinos y que Maradona jugó para el Barcelona, tal como lo hace ahora Messi, "la Pulga Biónica", es cierto, aunque este es más ambidextro que el otro. Que en los dos goles ambos tocan 13 veces el balón, de acuerdo, aunque Maradona partió un par de metros antes y apenas la roza con la derecha mientras se dirige a la meta inglesa, a diferencia de Messi, quien usó dos veces la diestra, y la segunda vez lo hizo para darle "un gran pase a la red". Que se gambetean al mismo número de jugadores, incluido el portero, y que lo hicieron desde el mismo ángulo en que los podían captar las cámaras también es cierto, a pesar de que Lionel lleva más cerca a los marcadores y se quita de forma electrizante al tercero y al cuarto. Maradona tenía 26 años, Messi tiene 19.

Pero hay otras divergencias, aparte de lo contextual. Y Jorge Valdano, el otrora compañero de selección del "Pelusa" y campeón del mundo en México 86, quien vivió desde la cancha el mejor gol en la historia de los mundiales, ha apuntado algunas. "Diego jugó con las pausas y la aceleración", declaró al diario español "El País". "Lo de Messi ha sido todo vértigo y aceleración."

Y puede que tenga mucha razón con las velocidades, porque mientras Maradona estira más las piernas, Messi las lleva más unidas y con más prisa, amén del tunelito.
"El Pibe de Oro", con su jugada, parece como si fuera corriendo en un campo lleno de mariposas, abriéndose paso entre las mismas y esquivando árboles; el de "la Pulga", en cambio, es como si lo viéramos corriendo en el centro de San Salvador, en el parque Libertad, por ejemplo, huyendo de los ladrones y esquivando a los peatones. El gol de Diego es más pausado, roba suspiros y enajena; el de Lionel, más vertiginoso, nos quita el aliento y nos marea. Incluso, el de Maradona se puede ver escuchando la "Sinfonía n.º 25 - Allegro", de Mozart, y el de Messi nos puede divertir muchísimo si tenemos de fondo "Ingrata", de Café Tacuba; aunque ambos se disfrutan de igual forma con otra de Mozart: "Piano sonata n.º 11- Alla turca".

Además, el gol de Maradona en el Azteca es como ver a Pedro Infante, "el Torito", con su pecho erguido y toreando a los ingleses. El de Messi en Europa, en cambio, es como ver a Charlie Chaplin, tan ágil y huidizo, escapando de la policía o del capataz.

Por otra parte, habría que ver, por supuesto, la actuación del "compañero de fórmula", porque luego dicen que nadie se acuerda de quienes les sirven el balón "en bandeja". Héctor Enrique fue el autor del pase al "Pelusa"; y Xavi, a Messi. En su libro "Yo soy el Diego", Maradona comenta que, cada vez que se encuentran, Enrique le recuerda su participación en tal proeza. Incluso la semana del gol de Messi, todavía en pleno éxtasis por el gol, Enrique expresó que deberían hacerle un monumento a Xavi por el pase que dio a Messi, y que le gustaría invitar al español a un cafecito para felicitarlo por tal maniobra. Risas aparte.

Ahora bien, esperemos que Maradona no salte con el comentario de que Messi es un vendedor de DVD pirata y que le pague por los copyright. De todas formas, hasta el mismo "Pelusa" ha dicho anteriormente que cualquier persona quisiera hacer ese gol, y no en un mundial, sino con los amigos.

Que Diego se lo hizo a un equipo que fue campeón del mundo en 1966 y en una Copa Mundial, y que Messi se lo marcó a un equipo que nunca ha sido campeón de Europa puede ser una buena diferencia, pero si nos aferramos a esa refutación, entonces ya habríamos visto goles de esa factura en muchos otros partidos de fútbol. Que Ronaldo marcó dos goles de ese estilo en la liga española, aunque más toscos, es cierto; que el árabe Saeed Owairan realizó otro en la primera ronda del mundial Estados Unidos 1994 y que hasta la fecha nadie se acuerda de ese gol ni del autor, lo es también. Pero el gambeteo, la distancia entre los jugadores que marcan y la forma de definir tiene mucho que ver, y, además, en el caso de Lionel, la edad en que se marca tal hazaña.

Maradona, con ese gol, se casó con el balón en el mismo torneo y procrearon una copa del mundo, y su "luna de miel" la vivió en Argentina, con la afición, aunque no tardaron en aparecer los problemas por ese "matrimonio". Esperemos que este gol no sea para Messi como el haberse acostado con la novia antes de tiempo y después ya no interesarse por la boda. Si continúa firme y en buen nivel, nos podría seguir regalando buenos goles y buenas jugadas, siendo él uno de los futbolistas más completos en la actualidad, muy vertical, que juega bien en conjunto e individualmente, y que incluso impone marca y roba balones.

Las características de Lionel Messi pueden ser interesantes: Llevó a la selección sub 20 de Argentina a ganar el campeonato mundial hace dos años; a los 18 años hizo un buen partido ante el Real Madrid en el Bernabéu, en noviembre de 2005, ganándole la partida a Roberto Carlos y pidiéndole a este, con humildad, la camiseta al final del encuentro; en Stamford Bridge se lució nuevamente, en octavos de final por la Liga de Campeones, ante el equipo inglés Chelsea en febrero de 2006; y que le metió tres goles al Madrid hace menos de tres meses. Sin embargo, aún tiene mucho camino por recorrer como futbolista, y más cosas por aprender a la hora de jugar y de definir un partido. Podría quedarse a medio camino por haber cometido el pecado de marcar un gol de tal proporción, el gol del año, como lo empezaron a llamar en España, e incluso podría ser el gol de su vida a tan temprana edad.

Puede que Messi no llegue a ganar ningún mundial con la selección mayor ni una Copa América, y que el Barcelona pierda la liga como ya dejó ir la Copa del Rey, pero lo cierto es que este gol lo ha inmortalizado desde ya y lo llevará marcado de por vida. Que si será el sucesor de Maradona o algo parecido a lo que hizo "el Pelusa" en su vida futbolística —o social—, aún no se sabe, que si en adelante podría fracasar en su trayectoria futbolística, tampoco se puede conjeturar.

Lo cierto es que nos ha regalado un poema de gol, una obra de arte que podrá ser analizada con más profundidad con el paso del tiempo. Por cierto, "El País" se atrevió a decir: "El fútbol de Messi empieza donde lo acabó Maradona". Pero al tímido Messi hay que dejarlo ser y jugar en la cancha, y hay que disfrutar de su estilo vertical, descarado y vertiginoso. Lo demás podrá venir por añadidura.
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*Publicado en la revista deportiva La Tribuna, de La Prensa Gráfica, 26 de mayo de 2007: http://archive.laprensa.com.sv/20070526/latribuna/78655.asp

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